No es tan espectacular como la Old Town, pero la otra mitad de Edimburgo también tiene muchísimo encanto y es todo un ejemplo de arquitectura georgiana, que le valió para ser también proclamada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con casas en hilera completamente iguales entre sí y plazas gemelas en el extremo este y oeste, que contrastan con la locura arquitectónica que se divisa a lo lejos en el lado más antiguo de la ciudad.
Además cuenta con una avenida delimitada por un un hermoso jardín, los Princess Street Gardens, que no sólo separan a lo nuevo de lo viejo, sino que también concentran la zona comercial más conocida de la ciudad y también uno de sus puntos más culturales en unos pocos metros, con el barroco monumento al escritor Walter Scott por encima de todo y con la soberbia National Gallery como final del trayecto o inicio del mismo, un fantástico museo con obras de Tiziano, Rubens, Van Dyck, Vermeer, Rembrandt, El Greco, Constable, Monet… una maravilla, y encima de entrada gratuita.
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