Sintra

Si se tiene la oportunidad de abandonar Lisboa por un día, nada como darse un salto a Sintra, un pueblo de cuento de hadas con tantas cosas para ver que habrá que decidir qué dejas fuera de la lista de visitas muy a tu pesar, por lo que si se puede permanecer más tiempo, pues mucho mejor.
Ubicada entre montes irregulares, frondosos bosques, jardines que parecen estar encantados, palacios y castillos construidos en el aire, el entorno de este precioso pueblo es espectacular.
De la estación de tren hasta el palacio Nacional de Sintra, con sus dos chimeneas blancas que parecen el sujetador ochentero de Madonna, hay toda un camino de curiosas esculturas que hacen de ese trayecto un pequeño museo al aire libre, que en parte es lo que es Sintra en realidad.
Mientras se camina por el lugar, con el verde como color dominante, es inevitable mirar hacia las montañas y percatarse de una pequeña muralla china que las recorre serpenteantes, se trata del Castelo dos Mouros, que parece una recreación en miniatura de la conocida megaconstrucción china. Aunque parece inaccesible, tras una larga caminata rodeada de naturaleza, poco a poco se va llegando a los principales puntos para el asombro personal, que hace que te encuentres en la parte baja del pueblo y que a los pocos minutos veas todo pequeño en la lejanía y sobre el puesto de vigía de alguno de sus castillos.
Posiblemente la estrella de Sintra sea el Pálacio Nacional da Pena, pura fantasía, pintado de diferentes colores y toda una locura arquitectónica kitsch, con una brutal mezcla de estilos que parece fruto de la indecisión de su arquitecto, que ante la duda decidió poner de todo un poco.
El resultado no sólo es espectacular, sino que también se ramifica en su interior, otra locura que te teletransporta de sala en sala con su variedad decorativa, con salones con toques asiáticos, moriscos, trampantojos con desnudos inacabados de ninfas, muebles diseñados por Eiffel y todo tipo de caprichosos lujos.

Allí

Trepando

Dos

All the world is green

Pequeña muralla china

Ventanas de nata

Chimenea

Arcos

Palacio Nacional de Sintra

Arbolado

De camino

La carretera

Castillo en lago

Casa de patos

Pena

De todo un poco

Castillo de colores

Techo de palacio

Rojo y amarillo

Murallita

Todo

Pero si hay un lugar especial en Sintra, posiblemente sea la mágica villa de Quinta da Regaleira, un lugar que podría albergar una película surrealista por su maravilloso ambiente encantando y que parece también el escenario de una aventura gráfica de antaño, estilo Myst o Gadget.
Con jardines que conectan entre sí mediante cuevas iluminadas, y cámaras secretas tras pequeñas cascadas, recorrer este lugar no sólo hace que te pierdas en él, sino que es toda una experiencia por las curiosas sensaciones que produce su arquitectura y sus extraños jardines, que desembocan en el Pozo de Iniciación, una larga espiral que hace hilo de conductor a diferentes zonas de la Quinta y que parece en sí mismo una especie de portal temporal en el que practicar brujería u otros ritos.

Y después están los famosos dulces de Sintra, las queijadas y los travesseiros, que si me dieran a elegir cogería sin duda estos últimos, una delicia de hojaldre que se voltea, estira y dobla siete veces (eso dicen) y relleno de crema de almendras… en fin, una delicia.

Da Regaleira

La cueva

Pozo

Pozo de iniciación

Copa en el camino

Cabra

Soledad

Banco Regaleira

Miradas estáticas

Toc toc

El camino correcto

2 respuestas a “Sintra”

  1. Que preciosas son estàs fotos!!!! me gusta que hablas con el mismo entusiasmo de camboya, que de portugal!!a veces no hay que irse muy lejos para ver cosas bonitas!

  2. Sí, la verdad es que siempre disfruto cualquier lugar más o menos por igual, ¡con mucho entusiasmo!, jejeje y hay muchas joyas cercanas que se dejan de lado por destinos más lejanos y exóticos.

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